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| http://lacomunidad.elpais.com/tuttifrutti/2008/4/25/-los-dioses-deben-estar-locos- |
Hace más de 30 años que vieron la luz aquellas imágenes... ¡30 años!... qué pronto se dice y qué rápido se quedan en nada las palabras (y los números del calendario).
Sin embargo aunque nos parezca casi el tercio de toda una vida (o más en el peor de los casos) es curioso notar cómo si uno visiona nuevamente aquel tesoro se da cuenta, con una rapidez extraordinaria, que las cosas no han cambiado tanto y de haberlo hecho... digamos que no ha sido a mejor.
Eso me hace reflexionar profundamente sobre el camino hacia el que el ser humano está orientando sus pasos (o mejor dicho, el camino hacia el que cuatro seres humanos están orientando el paso de los demás millones...).
En los últimos tiempos he tenido la oportunidad (por motivos profesionales) de asistir a varios eventos donde se han tratado temas de una relevancia profunda, urgente y básica: Derechos Humanos, Constitución, Derechos y Deberes, Lucha por la Justicia y la Igualdad, Educación, Educación Especial... y un largo etcétera que han conseguido con absoluta demolición echar abajo los pocos pilares de ignorancia hacia lo que me rodea que quedaban en pie en mi interior.
Me siento indignada, rebelde e indignada... y siendo todavía más sincera diré que me siento muy frustrada, porque sé que esta contienda (como sucedió en épocas pasadas de revoluciones sociales convulsas) no se pelea ni se gana a solas... por eso se llama revolución social, porque no hay otra manera de desarrollarla mas que juntos. No hablo de violencia, no hablo de lucha armada... a no ser que por armada nos refiramos a la mejor arma que existe en el mundo: la palabra del alma y la acción (actuación) a través de nuestras manos.
Con estos tiempos turbulentos que nos ha tocado vivir no me queda otra más que creer fielmente que de esta solo saldrán victoriosos los que empiecen a escuchar con el corazón y a actuar con sentido común y sentimiento. Creerlo, demostrarlo cada día y buscar adeptos... que, para alegría y sosiego de todos, debo decir que cada vez son más los que se unen a esta causa.
Y así, con está reflexión que últimamente no puedo sacar de mi cabeza, os dejo con unos segundo de Los Dioses deben estar locos (1980), una maravilla cinematográfica que os animo a que veáis completa si tenéis la ocasión (esta vez con ojos de futurista habitante en el siglo XXI) para reflexionar después si hemos cambiado algo después de más de 30 años y, de haberlo hecho, hacia donde nos estamos dirigiendo...
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